Siempre pensé que te detendría,
que te alcanzaría! eso me decía,
Me repetía noche y día que cuando
llegara el momento adecuado te pararía.
Que ingenua esa idea mía, porque destinada
al fracaso estaba tan obstinada osadía:
Querer controlarte constantemente y tramar
tu muerte a pesar de lo evidente, y es que eres fugaz!
Da igual si es angustia o felicidad, a todo le
haces llegar un final cuando decides atacar;
Esa es tu gran verdad, que nada debe perdurar
mas que la infinidad que tu siempre te atribuirás.
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